REFLEXIÓN SOBRE MI PRACTICUM I
Durante mi periodo de
prácticas en el CEIP Conde de Orgaz, he vivido una experiencia inolvidable que
me ha permitido crecer tanto a nivel personal como profesional. Estas semanas
trabajando con los alumnos de 4ºB han reafirmado mi vocación como futura docente
y me han enseñado lecciones valiosas que llevaré conmigo a lo largo de mi
carrera.
Uno de los aspectos más
enriquecedores ha sido poder observar y participar en el día a día de una
clase. Desde el primer momento, me sentí acogida por todo el equipo docente,
especialmente por Eli, mi tutora, quien no solo me guió con paciencia y dedicación,
sino que me permitió involucrarme en todo tipo de actividades. Esto me ayudó a
ganar confianza y a desarrollar una visión más amplia sobre lo que implica ser
maestra.
Impartir actividades como
la relacionada con los ecosistemas fue un reto y, al mismo tiempo, una
experiencia muy gratificante. En un principio, los nervios y los pequeños
desajustes en los tiempos fueron inevitables, pero aprender a adaptarme y a ser
flexible me ayudó a superar esas dificultades. Una de las lecciones más
importantes que aprendí es que cada grupo de alumnos es único y que las
actividades deben ser ajustadas no solo a sus conocimientos, sino también a su
nivel de experiencia con las herramientas utilizadas, como fue el caso de
Canva.
Además de los momentos de
enseñanza, hubo otros instantes igualmente significativos, como ver a los
alumnos trabajar en equipo, disfrutar mientras aprendían, y presentar sus
trabajos con tanto entusiasmo. Esos momentos me hicieron valorar aún más el
impacto que un maestro puede tener en el desarrollo de los niños. Entender que
nuestra labor no es solo académica, sino también emocional, fue algo que sentí
profundamente al ver cómo una palabra de aliento o un gesto de cariño puede
marcar una gran diferencia.
Por otro lado, la
oportunidad de trabajar con un equipo docente tan comprometido y accesible fue
fundamental para mi formación. La orientación y el apoyo de Eli, María,
Verónica y Javier fueron clave para entender mejor la dinámica de un centro
educativo y la importancia de la colaboración entre todos los miembros del
equipo.
En conclusión, estas
prácticas han sido una experiencia transformadora. Aunque he cometido errores y
me he enfrentado a pequeños retos, cada uno de ellos me ha dejado una lección
que me ha hecho crecer. He aprendido a ser más organizada, a adaptarme a las
necesidades de los alumnos, y a valorar la importancia de conectar con ellos
más allá del currículo. Este periodo me ha reafirmado en mi decisión de ser
maestra y me ha llenado de ilusión por seguir aprendiendo y mejorando para,
algún día, poder ser para mis futuros alumnos lo que mis profesores y tutores
han sido para mí: una guía, un apoyo y una fuente de inspiración.
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